'Ex Machina' es el vivo ejemplo de lo que se puede hacer con pocos medios y un uso eficiente de los recursos, aparte de una idea no por poco novedosa menos atractiva.
Los ingredientes: un prometedor científico que gana un concurso de selección para participar en un experimento relacionado con una revolucionaria IA. El padre de la IA, un científico tan brillante como controvertido, que tan pronto te deslumbra con su intelecto como te sorprende con su capacidad de ingerir alcohol. La IA: un personaje que pone a prueba a los que la pretenden poner a prueba. Un entorno aislado, una instalación de investigación que parece una cada de estilo vanguardista, pero en realidad es una prisión de diseño.
Si juntamos esto en la coctelera y le añadimos un guión que no deja minuto sin estrujar al metraje, donde los diálogos llenan con creces lo que otras películas empapuzan con efectos especiales, surge una historia inteligente que se va desgranando como una flor que se abre lentamente, presentando unos postulados que, poco a poco, va desmintiendo para descolocar al espectador.
El test de turing, donde se pretende validar la parte de "Inteligencia" del binomio IA parece invertirse cuando el ser creado parece conocer más a su observador que el observador mismo. Suspense, inquietud y adrenalina en un entorno limitado, aislado y controlado casi al estilo 'El Resplandor', pero con unos efectos visuales sobrios y potentes que no desmerecen, incluso superan, a las sinfonías cacofónicas del CGI por el CGI. Aquí todo tiene un sentido, un tempo, una razón de ser. Cada mirada, cada silencio, cada movimiento, todo ello acompasado con una banda sonora que refuerza la narración y eriza el vello casi como la propia historia.
De esas películas que no dejan indiferente a los curiosos de la ciencia, a los fans de Asimov y a los entusiastas de la ficción científica. Y qué decir del final, brutal, duro, descarnado, casi inesperado.
'Ex Machina' es una de esas películas que casi pasan desapercibidas por el gran público y que nunca tendrán el reconocimiento que merecen, pero saben a buen vino y siguen funcionando en la mente del espectador cuando han pasado los títulos de crédito.
Un must see, sin duda.
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