
Hace 24 años miraba con una mezcla entre fascinación y maravilla un simple paquetito que teníamos encima de la mesa.
Bueno, supongo que todos los que estábamos allí, o casi todos, lo mirábamos así. Éramos un grupo de personas que había quedado en el VIPs de la Vaguada, delante de nuestro primer pedido transoceánico. Concretamente desde una tienda de Canadá.
Se trataba de las primeras copias físicas del videojuego Dark Age of Camelot, y nosotros éramos los Exploradores de Norrath, un clan español que se había conocido jugando al Everquest… y que pronto pasaría a llamarse Exploradores de Camelot. En varias ocasiones los he mencionado por aquí… pero bueno, volvamos a centrarnos en ese paquete de buen tamaño que estábamos abriendo.
Mientras las cajas iban saliendo a manos de sus dueños, recuerdo perfectamente quedarme mirando la mía con esa sensación que describía al principio. Y es que, por primera vez en mi vida, tenía entre las manos un paquete que había atravesado el Océano Atlántico específicamente para nosotros.
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Y era una sensación muy especial. Que sí, que muchísimas cosas que compraba en los supermercados o tiendas también venían del Otro Lado…. pero esto era diferente. Lo habíamos pedido nosotros directamente a la tienda, y nos lo habían enviado a nosotros.
Reconozco que aquella sensación me enganchó. Eso de recibir paquetes que hubieran viajado más de lo que yo lo había hecho jamás… tenía un extra. Una magia, un nosequé, un sabor que convertía el ritual de abrirlos en algo muy especial.
Así que me hice un habitual de las pujas de ebay, gracias a las cuales pude reunir, entre otras cosas, aquella colección de cajas de Dungeons & Dragons BECMI de la que presumía allá por 2008.
También empecé a frecuentar páginas de tiendas de rol estadounidenses, como mi añorada nobleknight.com. Por pura nostalgia acabo de entrar de nuevo en mi cuenta de allí, y he encontrado que estuve haciéndoles una media de seis pedidos anuales entre 2008 y 2010 (ambos inclusive).
La guinda de todo este derroche de paquetería internacional fue la suscripción que tuve activa a las Adventure Path de Paizo, desde 2010 a 2011. Como también relataba en aquellos años, estuve recibiendo ¡mensualmente! la Adventure Path de Kingmaker y luego empalmé con la de Serpent’s Skull…. pero me di de baja cuando anunciaron la de Jade Regent. Básicamente porque lo japonés, como siempre, me daba bastante igual.
¿Y a qué se debió esta fiesta?
En aquel momento se combinaron varias causas, diría yo.
- Los bajísimos costes de envío: los gastos de envío desde EEUU por paquete estaban entre 13 y 20 dólares. Es verdad que tardaban entre 15 días y un mes en llegar, pero nunca tuve demasiada prisa para estas cosas. Por cierto, también como referencia, la caja del D&D Inmortals me la envió un particular nada menos que desde Australia (el otro lado del planeta) y fueron 24,70 dólares australianos. Una auténtica ganga.
- El cambio euro-dólar: entre 2007 y 2009 cada euro valía en torno a 1,4 dólares. Y desde 2010 hasta casi 2014, 1,3. Esto suponía que un pedido de 60 dólares nos salía por entre 40 y 46 euros, que no está nada mal.
- Las aduanas: que yo recuerde, nunca, nunca, nunca me pararon ningún paquete en aduanas. Todo me llegaba directamente a casa, o al trabajo, sin ningún trámite, papeleo o interferencia alguna.
Pero poco a poco fui levantando el pie del pedal, básicamente gracias a la excelente tarea de Tesoros de la Marca, que ya traía lo que me interesara de importación sin tener que bichear por mi cuenta.
Sin embargo, ahora…
Todo esto me ha venido a la cabeza a resultas de esto que nos sucedió el noviembre pasado. Resulta que mi Princesa me pidió que tramitara un envío de cosméticos cuquis desde una pequeña tienda en EEUU, que venía siguiendo por Instagram. El pedido consistía en tres artículos de pequeño tamaño (labiales, cacaos, etc) que juntos no sumaban más de 40 dólares. Los gastos de envío fueron unos 30 dólares, algo lógico si tenemos en cuenta que es una tienda chiquitita (posiblemente unipersonal) y que, bueno, existe algo llamado inflación que impide que los precios sean los mismos que en la década pasada.
Lo que ya no fue tan lógico es que:
- El pedido tardó dos meses en llegar a España.
- Una vez aquí, lo pararon en aduanas… de lo que me enteré a través de una carta certificada.
- Me obligaron a darme de alta en Correos-Aduanas, donde tuve que rellenar un formulario con todos los datos del pedido, adjuntando el recibo.
- Días después, me envían una liquidación de IVA (15 euros) + manipulación de aduanas (5 euros) + Gestión DUA (21 euros) + IVA de la manipulación y gestión (5,50€). Total, 46,50 euros más.
Es decir, hoy en día un pedido de 40 dólares en EEUU tarda meses en llegar… y encima los gastos conjuntos de envío salen al final por casi 80 euros. Si llego a saberlo, no habría hecho el pedido ni para atrás. Y por supuesto, esto hace que de ahora en adelante me cuide de comprar nada que esté fuera de la Unión Europea.
No voy a entrar en si esto es culpa de la UE, si quien disparó primero fue EEUU, o en si las Aduanas españolas tienen un morro que lo flipas añadiendo costes porque sí. Me voy al panorama macro.
Hace menos de 15 años una persona de a pie como yo podía permitirse comprar cualquier cosa desde cualquier parte del mundo, por remota que fuese, a un coste y tiempos de lo más razonable.
Desde hace un tiempo, esto ya no es así.
Y ojo, no estoy diciendo que esto sea un drama. Ni siquiera llega a incomodidad, que siempre puedo comprar mis caprichitos y frikadas en sitios más cercanos. Y, por supuesto, su magnitud es microscópica si la comparamos con problemas realmente graves como la vivienda, la inestabilidad laboral de los jóvenes, la baja natalidad, la escalada de la ultraderecha a nivel mundial o las guerras que hay en marcha.
Sin embargo, no dejo de pensar de que esta tontería que os cuento es otro síntoma más de lo que está sucediendo a otros niveles. Ya no tengo esa sensación de maravilla, de magia, que tenía hace unos años, cuando pensaba que podría contactar con cualquier persona en cualquier parte del planeta y recibir sus manualidades, o su stock de rol, o cualquier cosa física y no virtual. A día de hoy dudo mucho que vuelva a encontrarme, escondido entre las hojas de algún otro manual, los planes de vida de alguien de quien me separan un océano físico y un mar de tiempo.
Si antes tenía todo el mundo para escoger, voy viendo que cada vez tengo menos y menos posibilidades.
Un síntoma más de que el mundo está volviendo a encerrarse en fronteras cada vez más menguantes. Y es una verdadera lástima.

Red de Rol
via Padre, marido y friki
February 16, 2025 at 03:08PM