sábado, 22 de octubre de 2016

Los paladines no son sacerdotes guerreros

Los paladines no son sacerdotes guerreros

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Primero de todo, un aviso. Ya estamos empezando a trabajar en el .pdf del Siniestro y Salvaje Milenio, pero le costará un tiempo salir. Ahora podemos seguir con nuestras vidas.

Tras tantísimas entradas escribiendo cosas útiles, voy a poner una entrada de opinión. Todo esto es mi opinión, y se basa en mis sensaciones. Sentíos libres de discutirme en los comentarios.

De un tiempo a esta parte he ido viendo como una de las clases más tradicionales de D&D, el Paladín (presente desde 1975, en el suplemento de Greyhwak) ha ido cambiando. Si nos vamos a AD&D, dos años después, nos encontramos un paladín más consolidado y cuya idea duraría muchos años. Aquí el paladín se presenta como un campeón del Bien (en mayúsculas), un luchador honorable, valiente y gallardo que se esfuerza por proteger a los pobres, oprimidos y demás. Vamos, el tradicional caballerete perfecto con un código de honor que le insta a hacer el bien y esas cosas, además de que ostentaba poderes sagrados relacionados con el Bien (de nuevo en mayúsculas) que lo ayudaban en esta tarea. 

Pero con el paso del tiempo, y sobre todo a través de D&D 3.x, los paladines fueron cambiando. Sí, seguían siendo básicamente lo mismo que antes, pero en diferentes ambientaciones (sobre todo en el suplemento de Reinos Olvidados) los paladines empezaron a asimilarse a diferentes cultos religiosos. Y ojo, no es que antes no tuvieran vínculos, pero generalmente eran tipos diferenciados. Con los pasos de ediciones los paladines fueron perdiendo la necesidad de tener un código tan estricto y tan marcado en los alineamientos y tanto en la 4ª como en la 5ª edición directamente se ignora esto. Los paladines, que siguen siendo guerreros con poderes sagrados, se relativizan. Ya no son campeones del bien, son guerreros sagrados generalmente relacionados con cultos religiosos de menor o mayor manera. Si nos vamos a otros juegos, como Dungeon World, los paladines se relacionan directamente con un dios y reciben sus poderes de él, lo cual los diferencia poco de los clérigos, solo que más brutos. Por otro lado los paladines se tornan cada vez más ambiguos, presentándose como fanáticos guerreros sin temor... Al final, tras tanto cambio, los paladines pasan a ser el brazo armado super-heroico de una religión (o de un dios, depende de la ambientación) y poco más. ¡Incluso pueden ser malvados! 

Y, sinceramente, me parece toda una pérdida.

Quizás yo sea un poco soso, pero me encantan los héroes. Tipos que hacen el bien y son buenos, pero sin caer en la mojigateria (dicho esto, recomiendo encarecidamente este artículo). Y los paladines, tal y como los veo yo, son el ejemplo perfecto de héroe, de tipo que se esfuerza por hacer el bien. No se dejan llevar por el fanatismo ni son estúpidos, aunque pueden fallar como mortales que son. Son personajes que inspiran a sus aliados en el bien, que son referentes morales y que causan terror entre los malvados. Generalmente trabajarán con los servidores de los Dioses del Bien, debido a que comparten ideales, pero no forman parte de sus cultos (aunque pueden ser devotos de esos dioses, cosa por otro lado bastante lógica, y por lo tanto sentirse obligados a ayudarlos, pero no son sirvientes directos de la jerarquía del culto). Suelen ser tipos solitarios, ya que viven una vida muy exigente, y las pocas órdenes de paladines que hay tienen un número muy reducido de miembros, ya que la mayoría se dedican a viajar por aquí y por allá. Al servir a ideales tan elevados, los paladines se ven constantemente acosados de dudas, lo cual ayuda a reforzar sus creencias... Aunque también les puede llevar a corromperse. Nada complace más a los siervos del mal que la caída en desgracia de un paladín, que se consagre a luchar contra todo lo que en el pasado defendió. Estos anti-paladines son seres terribles, los mejores y más peligrosos lugartenientes del mal. El susurro de su nombre hace temblar a las gentes de bien y es una espina clavada para todos los paladines, así como el recordatorio de hasta donde pueden caer si cejan en su batalla contra el mal. 

Pero, por otro lado, el convertir a los paladines en los brazos armados de diversos cultos hace que se pierda un arquetipo importante: los sacerdotes guerreros. Los sacerdotes guerreros pueden dar mucho juego en cualquier ambientación de fantasía clásica, aunque no pegan para todos los cultos ni para todas las situaciones. El culto del Dios del Sol, el Bien y las Cosas Bonitas no suele tener sacerdotes guerreros, aunque quizás los templos que se encuentran en el Jodido Páramo Infernal Infestado de Demonios, No Muertos y Otros Seres del Mal hayan optado por ordenador estos guerreros sagrados. Aun así un sacerdote guerrero no se ve obligado a seguir los estrictos códigos del Bien, si no los códigos de sus cultos (no menos estrictos, depende del caso) lo cual permite crear personajes diferentes, mucho más ambiguos (aunque no por ello malvados, ojo) y con otras motivaciones que sigan siendo guerreros imbuidos de poder sagrado. Un sacerdote guerrero no tiene porque ser más débil que un paladín, incluso puede ser más ducho en el oficio de las armas, pero aun así no tendrá todos los poderes de los que hacen gala los paladines. Los sacerdotes guerreros de deidades del Bien , por ejemplo, no son personificaciones del Bien como lo son los paladines, si no personificaciones de los valores y creencias de su culto. ¿Que se parecen? Sí, pero el matiz puede parecer leve pero dista mucho de serlo. 

Así que, resumiendo para ser rápidos:

Paladines: Tipos heroicos dedicados al Bien que acceden a poderes sagrados y son, bueno, heroicos. Existen allá donde pueda existir el mal y no paran de combatirlo, para tranquilidad de lo que es bueno y justo.

Sacerdotes guerreros: Acólitos de una fe que usan su fuerza y su poder sagrado para combatir a los enemigos de la misma o para protegerla de estos mismos enemigos. Suelen estar presentes solo en los cultos más beligerantes o en las zonas donde el culto se enfrenta a más peligros. 

Y con esto acaba la entrada de hoy. Una pequeña reflexión que puede aportar una mayor profundidad a nuestras mesas de juego. Sea como sea, espero que os haya gustado.

¡Nos leemos!




Red de Rol

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October 21, 2016 at 07:22PM