viernes, 15 de enero de 2016

Mr. Frío

Uno de los factores más importantes a la hora de crear una aventura es la aportación de nuevos modelos, nuevas mecánicas o sangre fresca en la escritura. Si no has nacido con el gen de Cervantes o Hemingway está muy claro que es algo difícil, más en estos tiempos que corren en los que se dice que ya todo está inventado. Empezar en algo es complicado más aún si se trata de la escritura, por eso existe una técnica utilizada que trata de emplear aquello que ha dejado huella añadiendo cuidadas mecánicas y un asombroso aprovechamiento.

Lo hemos visto muchas veces y en muchas ocasiones y hoy en día es una de las formas más comunes de aportar dentro de la escritura. Desde caperucitas que se acaban acostando con el lobo a vampiros que se "mueren" de amor, la utilización de personajes con un gran calado pero cambiando algunas de sus mecánicas está muy presente en la literatura, pero siempre he creído que también forma parte del proceso para desvirtuar un personaje. Quizá, dentro de diez o veinte años, los niños ya no sepan cómo fue el tema, si resulta que los vampiros eran malos, o que caperucita era la loba, habrá tantas versiones de vampiros como tipos de gente y las historias clásicas acabaran convirtiéndose en poco al leer que la bruja de blancanieves sólo puede hechizar manzanas, es por eso que antes de recurrir a esta técnica para la construcción de un personaje siempre pienso en cómo sacar el mejor únicamente en el ámbito literario.

Utilizar un PNJ de estas características en nuestras partidas puede ayudarnos a mejorarla y al mismo tiempo, desarrollar un nuevo estilo de personaje, como creo que es el caso de Mr. Frío. Enemigo de Batman, este villano es un claro ejemplo de cómo los escritores o dibujantes de DC han podido emplear esta técnica para conseguir un gran resultado.

Si nos diese por mirar las primeras viñetas del personaje veríamos que nada tendría que ver con aquel que interpretó Arnold Schwarzenegger. Llamado de manera inicial Mr. Zero, la aparición de Batman en aquella serie sesentera hizo que fuese necesaria una reestructuración del personaje, es eso que hemos denominado como: utilizar personajes que han dejado huella, pero en este caso, creo que nadie se para a considerar que se trata de un personaje desvirtuado, más bien todo lo contrario. Mientras que el personaje inicial parecía un humano corriente se cambió a ese color azul, se creó una historia acorde y profundizó en la misma. Sí, era por amor, pero cualquier idea bien construida nos gusta.

Ahora pensemos en lo que a nosotros nos interesa: nuestras partidas. Utilizar este mecanismo requiere de elegir bien a un personaje, puede que uno que hasta entonces se haya considerado como secundario y que gracias a esas nuevas y cuidadas mecánicas, ahora nuestra mesa vea con otros ojos, con afecto o con pavor. Piensa en qué es lo que quieres mantener del personaje original y qué es lo que quieres añadirle y sobre todo, antes de incluir nada, piensa en una historia buena sobre cómo consiguió cada una de sus habilidades, no todo es pura magia. Piensa en cuántos personajes de ficción nos han dado los experimentos fallidos, pero al fin y al cabo, lo que importa es su historia.
Crear un personaje de esta magnitud requiere que su presencia sea determinante, tanto como enemigo o como aliado. No hagas que un personaje en el que has dedicado tanto tiempo muera en el primer combate contra tu grupo de juego, tampoco hagas que se convierta siempre en su salvador, los personajes pueden llegar a mostrar muchas caras.

Quizá en las próximas partidas que suba podáis apreciar esto mismo, un nuevo Drizzt versionado, o un tal Vara Negra con algunas modificaciones. Muchas veces los personajes no consiguen el alcance que nosotros deseamos, pero desde luego que es muy difícil dar con la clave a la primera, hay que seguir practicando.

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