jueves, 17 de octubre de 2024

Opiniones en el rol

Opiniones en el rol

Todo el mundo tiene la suya

Hace poco leí un par de publicaciones en blogs (si, aunque quedan pocos, aún hay algunos que resisten) donde se opinaba sobre la última encarnación de un archiconocido juego de rol. En este, mi caso, no voy a opinar sobre dicho juego, sino que opinaré sobre las opiniones. Porque si, como dicen en cierto podcast, esto es “como los culos” que todos tenemos una.

Y es que es muy cierto, ante una misma realidad, existen tantos puntos de vista como personas se encuentran ante ella. Es algo que sucede no sólo en el rol, sino en cualquier ámbito. Opinar es casi un deporte nacional en algunas cuestiones, y las personas que andamos en el mundillo del rol, somos muy aficionadas a este deporte (unas más y otras menos). A veces se hace de forma más privada, y otras de forma más pública (en blogs, redes sociales, …). Seguramente el ámbito al que se traslade nuestra opinión, dependerá en buena medida de la confianza, pero lo importante es que esas opiniones son nuestras y son tan válidas como las de cualquier otra persona.

En el mercado siempre se escuchan muchas opiniones… y chismes, y otros rumores.
Imagen de Stephanieboehm en Devianart

Todas valen, pero ojo

Volviendo a los dos artículos que leí, lo bueno es que en ambos casos plantean su opinión personal con los argumentos que la sostienen, sin ataques sin sentido aun cuando creyesen que la citada versión de dicho juego de rol no era para ellos. Porque si, decir que algo no encaja contigo, que algo no te convence por una razón cualquiera, es totalmente legítimo y no solo eso, aporta el contexto para comprender un poco a la persona que hay al otro lado.

El problema de las opiniones radica, cuando no se apoyan en argumentos, se busca simplemente vilipendiar, se cae en la ofensa sin sentido… Este tipo de opiniones abundan más en redes sociales, donde todo se “intensifica” mucho más, donde quizás no haya un proceso más reflexivo como si lo hay en los artículos de blogs, o donde quizás se piensa que se goza de más inmunidad porque al final el algoritmo acaba enterrando todo en el olvido.

Porque, ojo, no es lo mismo decir “este juego es una auténtica basura que no me gusta” que decir “este juego no me gusta porque las mecánicas me parecen farragosas” ¿verdad que no? Ambas son opiniones, y aunque pueda existir mucha subjetividad (lo farragoso para unos, puede ser un atractivo para otros) en uno de los dos casos primeramente no se usa un lenguaje agresivo y por otro lado se expone ya una fundamentación (os dejo adivinar cual es 😀 ).

¿A cuanta gente le gusta pontificar en el rol?

Mi juego es el mejor: la objetividad (casi) siempre ausente

No lo podemos evitar, es cuestión humana ver con buenos ojos aquello que más nos gusta. Es ahí, donde la objetividad empieza a esfumarse, o por lo menos, a difuminarse. Porque no lo podemos evitar, cuando hablemos de nuestro(s) juego(s) favorito(s) siempre lo haremos de una forma sesgada. Porque ese juego nos gusta por determinadas razones donde posiblemente la subjetividad sea lo que impere. ¿Acaso se puede establecer una razón objetiva para decir que es mejor un sistema narrativo que uno simulacionista? ¿Acaso es mejor usar un d6, un d20 o un d100? (Bueno, en esto mi opinión es subjetivamente objetiva y claramente el d100 gana 😛 ¿verdad que sí?).

El rol, nos guste o no va a estar siempre rodeado de altas dosis de subjetividad y lo que debemos es buscar argumentos que acompañen las opiniones para que estas puedan tener la mayor utilidad posible. De esta forma, quizás podamos decir en lugar de un simple “su sistema es genial” podríamos añadir contexto de en qué situaciones creemos que el juego destaca “su sistema es ágil lo que hace que sea muy adecuado en caso de tener poco tiempo”. En el segundo caso, si un grupo quiere deleitarse con sistemas más “crunchys” y hacer montones de tiradas, sabe tras leerlo que quizás no sea lo más oportuno para ellos sin necesidad de limitarnos a la subjetividad de que a nosotros nos guste mucho el sistema en cuestión.

Los juegos de rol evolucionan (o no), las personas también, el tiempo transcurre

Un detalle que a veces no consideramos, es que cada momento tiene su realidad, y que no es lo mismo hablar hoy de algo, que hace diez años o cuando pasen otros diez años. De la misma forma, cada uno de nosotros, vamos sobrellevando el inevitable paso del tiempo y cada momento de nuestras vida tiene sus singularidades.

Esto debe tenerse muy en cuenta, pues no es lo mismo que un juego llegue a nosotros a una temprana edad o cuando ya tenemos algunos años más. En cada etapa de nuestras vidas todo genera una impronta distinta, que puede tener mayor o menor impacto en nosotros. También depende de cuándo ha llegado cada persona al mundo del rol, pues no es lo mismo haberlo hecho en los años de juventud, que en una edad más adultas. De la misma forma, no es lo mismo haberse introducido en este estupendo mundo, en los años ochenta, en los noventa, a primeros de los dos mil o más recientemente… Cada persona, tendremos una perspectiva distinta según en qué momento nos haya pillado la ola del rol, y eso nos llevará a tener opiniones que pueden variar debido a este condicionamiento temporal.

No lo olvidéis, no todo tiempo pasado fue mejor, ni todo tiempo futuro será peor y como hoy me han mencionado (y esa conversación es la que me lleva a ir dando por finalizado este texto), cualquier cosa mediocre de hoy mismo, puede ser mejor que cualquier maravilla del futuro. O no, pero lo importante, es que llegamos al final de este artículo, y no puede haber mejor forma de terminar invitándoos a opinar sobre el rol lo que queráis, que lo hagáis con respeto y cariño y eso siempre redundará en seguir avanzando en el mundo del rol.

Ah… si, un último consejo. No os preocupéis por el hecho de que otras personas tengan una opinión distinta a la vuestra. Conviene aceptar que cada persona puede tener su opinión y que si no coincide con lo que pensáis, no es necesario intentar convencer al resto del mundo para que piensen como vosotros. Debatir y compartir opiniones, bien; tratar de imponerlas, mal. Hagamos un mundo rolero mucho más amigable.





Red de Rol

via IGARol Estudio

October 17, 2024 at 11:12AM

Entre Luz y Sombra [Campaña Rolemaster] Temporada 4 - Capítulo 26

Entre Luz y Sombra [Campaña Rolemaster] Temporada 4 - Capítulo 26

Contactando con los Fieles

Tras el intercambio de señales, el grupo ordenó que el Horizonte siguiera sobrevolando Doedia, lo más discretamente posible y describiendo un amplio círculo, con la intención de detectar otras posibles comunicaciones subrepticias.

—Mirad allí —advirtió Yuria mientras sobrevolaban la parte sur de la ciudad.

Un nutrido grupo de soldados, unos cincuenta o sesenta, quizá con algunos oficiales entre ellos, se encontraban reunidos en una pequeña plaza elevada. Miraban hacia la ciudadela con una mano en el corazón y con aire marcial. Las campanas del palacio y las murallas tañían al unísono en memoria del rey Menarvil, cuya capilla ardiente se celebraba en esos momentos.

—Parecen estar presentando sus respetos al rey —dijo Symeon—. ¿Deberíamos contactar con ellos?

—Yo creo que sí —opinó Galad, secundado por los demás.

Así que descendieron desde la altura segura hasta una distancia que permitió a los reunidos apercibirse de su presencia. El grupo de soldados iba aumentando de tamaño, pues había un goteo incesante de soldados desde los callejones anexos a la placita sobre la que se encontraban.

Symeon lanzó unas señales resplandecientes con su diadema, y varios de los soldados hicieron un gesto de reconocimiento, pero acto seguido miraron a su alrededor. No querían que los vieran contactando con el enemigo. Efectivamente, en el grupo había varios oficiales, y uno de ellos lucía las insignias de ayuda de campo (en Esthalia lo llamarían lugarteniente) de su general. Memorizaron su rostro para intentar contactar con él más adelante.

—Bien, ya se han dado cuenta —dijo Yuria, y ordenó—: ¡Más altura! ¡Volvemos al patio de la ciudadela!

Mientras descendían para anclar el dirigible, Daradoth pudo ver a lo lejos algo que le llamó la atención:

—Han organizado dos partidas de jinetes, que han partido a toda prisa alejándose de la ciudad —informó.

—Quizá estén cazando desertores.

—Ojalá hayan llegado a ese punto.

Al anclar el Horizonte, los paladines de a bordo se relajaron por fin, dejándose de oír esas campanillas celestiales que les habían acompañado en todo momento. Yuria se había acostumbrado tanto a ellas, que ahora su ausencia destacaba como un trueno. «Hace unas tres jornadas que no vemos ningún corvax en el cielo, buena señal», pensó, «a no ser que haya partido en busca de refuerzos». Su ánimo sombrío se disipó cuando vio el Empíreo ya completamente reparado y anclado en un lugar más alejado del patio de armas. Los tejedores y artesanos ya trabajaban en la reparación del Nocturno.

De vuelta en el consejo, expusieron todo lo que habían visto y deducido, y pasaron a discutir cuál sería la mejor forma de contactar con los presuntos disidentes. Se evaluaron varias posibilidades, entre ellas la de enviar el Ebyrith de Daradoth para contactar con ellos. Decidieron que empezarían por contactar con el oficial del sur, cuyo rango le permitiría mayor libertad de maniobra que al soldado del campamento del oeste.

El día siguiente, tras un par de semanas de sol, amaneció con nubes y llovizna. Eso les dificultaría la exploración del entorno, pero les vendría perfecto para realizar salidas discretas en los dirigibles. Se reunieron para desayunar rápidamente antes de ponerse en marcha, abrazando a Taheem que, con el muñón bien vendado, se unió de nuevo a ellos. Yuria se encontraba pensativa, y finalmente dijo:

—Han pasado ya tres días desde el asalto, y no lo han vuelto a intentar.

—Eso está bien, en lo que a mí respecta —sonrió Galad.

—Es bueno, pero extraño. Solo se me ocurren dos posibilidades: o bien los hemos dejado muy maltrechos, o es que tienen problemas internos. No los dejamos tan maltrechos como para no aprovechar las brechas en el muro, así que me inclino por la segunda.

—Tratemos de aprovecharlo —sentenció Daradoth.

 

Salieron de la ciudadela esta vez a bordo de Empíreo. Descendieron a una distancia segura (facilitada por las nubes y la lluvia), y Daradoth y Symeon desembarcaron. El errante iba con la ropa justa, pues iba a ser el objetivo de las habilidades sobrenaturales del elfo para ocultarse a la vista. Tardó unos minutos en acostumbrarse a no verse a sí mismo al moverse, pero en un breve intervalo se despedía de Daradoth y se dirigió caminando hacia el campamento del sur. «Esto me recuerda los viejos tiempos», pensó con una mezcla de excitación y tristeza; «si hubiera contado con estos medios, nada habría sido imposible». Symeon había sido la elección evidente para esta misión, dadas sus ingentes habilidades para la incursión subrepticia y silenciosa.

Pronto atravesó el acceso al campamento sin ningún problema. Por lo poco —o mucho— que había aprendido de Yuria respecto a los temas militares, le pareció que el cuerpo de guardia era bastante escaso. Se dirigió hacia el centro del complejo y en poco menos de veinte minutos reconoció al edecán que había presentado sus respetos al rey. La tienda de donde había salido debía de ser la suya, así que ya tenía la información que necesitaba. El oficial se dirigía con un par de oficiales hacia algún lugar. El errante los siguió para escucharlos, pero hablaban en Sermio y no entendió nada. Eso sí, parecía que estaban discutiendo, al igual que mucha gente alrededor; los ánimos parecían crispados.

Antes de retirarse, aprovechó para investigar un poco más. Le llamaron la atención tres tiendas enormes plantadas un poco más lejos del centro con un blasón diferente. El blasón de Datarian. Esperó unos momentos más, y pudo ver que las tres tiendas estaban habitadas por unos sesenta hombres del duque; además, en una de ellas, sentados en austeras sillas, un par de elfos oscuros dormitaban.

Symeon volvió al Empíreo de nuevo sin problemas, transcurridas unas tres horas desde su partida. Informó a sus compañeros de todo lo que había visto.

—Si envías el búho de noche —dijo a Daradoth— habrá que tener cuidado con los elfos oscuros.

—Lo haremos de día.

No esperaron demasiado. Prácticamente en cuanto acabaron de hablar y Symeon hubo descrito con todo lujo de detalles la tienda del oficial, Daradoth sacó el artefacto en forma de búho. Cuando iba a darle instrucciones, Taheem intervino:

—¿No creéis que sería buena idea que Symeon se volviera a infiltrar y fuera testigo de lo que diga el búho y a quién lo diga?

—Sí, tienes razón —Daradoth agradeció la aportación del vestalense.

Y así lo hicieron. Repitieron el proceso de la mañana, y en aproximadamente una hora y media para dar tiempo a Symeon de colocarse en posición (como efectivamente lo hizo, aunque con alguna dificultad más de la que había tenido por la mañana), dio instrucciones al Ebyrith en voz queda:

—Ve al campamento más cercano a nosotros, a la tienda de color gris con ribetes verdes, y da este mensaje en un correcto Sermio: "Reunión en tres horas, una legua al sur. Salve Menarvil —la referencia al difunto rey había sido idea de Taheem—, que viva por siempre". No esperes confirmación.

El artefacto salió flotando de su mano a una velocidad sorprendente.

En la tienda del edecán, Symeon se sorprendió en el rincón donde se encontraba al ver aparecer un borrón oscuro atravesando la puerta. Con un golpe seco, el búho de Daradoth se posó sobre la mesa que dominaba el centro, donde el oficial se encontraba hablando con tres de sus oficiales. Todos echaron un par de pasos atrás, alguno echando mano de su espada, sorprendido y asustado.

En un visto y no visto, el Ebyrith reprodujo las palabras que Daradoth le había confiado, y volvió a alzar el vuelo raudo a través de la solapa de la tienda. Symeon pudo ver cómo el trío de oficiales reunido se miraba asombrado, y acto seguido pasaban a conversar acaloradamente en su idioma. Finalmente, el edecán dio algunas órdenes y los otros dos oficiales salieron rápidamente de la tienda, mientras él quedó pensativo, mesándose la barba.

«Bueno, pues ahora a esperar que haya suerte», pensó Symeon mientras salía de la tienda. Alguien gritaba a lo lejos. En general, había bastante ruido en el campamento, y las discusiones se podían notar en el ambiente. Salió del campamento sin ningún problema; la presencia de guardias aún era más escasa que hacía horas.

Cuando llegó Symeon, dirigieron el Empíreo hacia el punto de encuentro, protegido por la llovizna. El errante y Daradoth descendieron y tomaron posiciones en escondites lo suficientemente separados del camino.

Al cabo de bastante más de tres horas, ya a media tarde, pudieron oír cascos de caballos. Symeon se giró al notar algo por el rabilo del ojo. Llamó la atención de Daradoth, señalando hacia allá. Un forrajeador exploraba la zona, sin verlos.  Unos momentos después avistaban al grupo de jinetes que venía por el camino. Una docena más o menos, completamente pertrechados con armadura. Daradoth suspiró aliviado; «por suerte no hay elfos oscuros». Salió de su escondite y llegó rápidamente al camino.

Al verlo, los jinetes se refrenaron a sus monturas. Era evidente que lo reconocían. Quizá algunos de ellos incluso lo hubieran visto anteriormente en persona. Se detuvieron a escasos metros, cuando Daradoth ya se encontraba preparado para saltar lejos de su alcance.

—Salve, lord Daradoth —dijo el Edecán, mientras desmontaba.

—Salve, oficial.

—Mi nombre es Agoran Berien, mi señor —dijo mientras se inclinaba en una ceremoniosa reverencia; el resto de sus hombres calcaron su gesto. 

—Os agradezco que hayáis acudido tan rápidamente a mi llamado, Agoran. —Alguno de los hombres silbó, y una veintena de exploradores armados con arcos y espadas cortas salió de los bosques. Symeon lo observaba todo desde su escondite—. Y como supongo que no tendréis mucho tiempo antes de tener que volver al campamento, iré al grano. Vimos que ayer presentabais vuestros respetos al rey Menarvil, y quiero aseguraros en persona y de primera mano que el rey fue asesinado por un grupo de incursores elfos oscuros, maldita sea su existencia, aliados con vuestro señor el duque Datarian. —Agoran miró instintivamente a su alrededor, aunque era imposible que alguien los estuviera espiando—. No es admisible que un duque de Sermia se haya aliado de esa manera con la Sombra y haya traicionado a la Corona hasta tal punto. Queremos que los fieles a Sermia renieguen de Datarian y sus pérfidos aliados, y sean derrotados sin paliativos.

—Entiendo lo que decís, y me atrevo a decir que lo comparto, como todos los aquí presentes, mi señor —dijo Berien, girándose hacia sus hombres—. Pero me temo que no es tan fácil. Pocos creen que la reina sea una opción válida para ocupar el trono, y sin algo que los una, no va a ser nada sencillo.

En ese momento, Symeon decidió salir de su escondite. Provocó algunas reacciones de asombro, y algunos arcos tensados, pero pronto lo reconocieron también y permitieron que se situara junto a Daradoth.

—No conocemos a fondo las leyes sucesorias de Sermia —continuó el elfo—, pero la alianza con los enemigos de...

—No hay nada de lo que preocuparse entonces —intervino Symeon, interrumpiéndolo. «Perdona amigo mío», pensó, «pero ya sabía que ibas a dar más rodeos de los necesarios»—. Hace tan solo un par de días, la reina reveló un hecho providencial. ¡Está encinta! En su vientre lleva el fruto de su amor por el rey, el legítimo heredero del reino de Sermia, y eso la convierte en la regente por derecho.

—¿Es eso cierto? —sorprendido, Berien pidió la confirmación de Daradoth.

—Sí, así es —respondió el elfo de mala gana, nada convencido de que hubiera sido buena idea desvelar el estado de la reina tan pronto.

—Entonces, eso lo cambia todo.

Se giró hacia sus hombres, traduciendo al sermio todo lo que habían hablado, y la revelación de la reina. Un rumor ininteligible se extendió por sus filas. Berien se giró de nuevo hacia Daradoth y Symeon.

—Como ya habréis supuesto por el simple hecho de que estamos aquí, no compartimos en absoluto los métodos y las alianzas del duque. Mi deseo, como el que más, es que Sermia recupere su esplendor imperial y aplastemos a nuestros enemigos. Pero no con este coste. No estamos dispuestos a seguir pagándolo.

—¿Y quién más piensa como vos?

—En la legión, la mayoría.

—¿Y en el resto? ¿Algún general tomaría la iniciativa?

—Ciertamente no lo sé.

—Y dejando aparte la vigilancia de los elfos oscuros, si os... declararais no conforme con el mando, ¿cuántos hombres os seguirían?

—Yo creo que casi toda la legión, pero habría que hacerles saber que su majestad Irmorë, que en gloria viva, está embarazada.

—Si los bardos lo anunciasen, ¿la gente lo creería? —inquirió Daradoth.

—Sí, creo que sí.

—Pero de momento, habrá que ser cautelosos con esta información. No queremos que los elfos oscuros intenten asesinar a la reina como lo hicieron con el rey.

—Aunque tarde o temprano lo intentarán —intervino Symeon.

—Si os parece bien, nos despediremos ahora, no quiero que noten vuestra ausencia en demasía. Volveremos a ponernos en contacto con vosotros, seguramente con el mismo método; que por cierto, os agradecería que me dijerais cuál es el mejor momento para hacer uso de él. Nosotros hablaremos con la reina para decidir los siguientes pasos, y contactaremos con otros generales.

Symeon volvió a intervenir:

—Solo una cosa más, ¿tiene Datarian planeado lanzar algún ataque en breve? 

—Lo está intentando, pero parece haber disensión entre los generales.

—Interesante, ¿alguno en concreto?

—Los generales Tybasten Seriann y Svadren Eniarac son los que parecen estar planteando más problemas. Tybasten es el más ferviente perseguidor de la Sermia imperial, pero tiene sus dudas. Svadren es el general de la cuarta legión, al este, la que está más cerca del contingente de elfos oscuros.

—Ya veo. —Mientras los soldados volvían a subir a sus caballos, Symeon continuó—: ¿Tenéis noticia de los enemigos que vienen desde el sur? Un contingente ha atravesado la frontera sin oposición, al menos seis mil efectivos, con cuatro mil jinetes de Semathâl al mando de generales de la Sombra. Están llegando a los Pueblos de la Seda.

—No, no sabía nada —el rostro de Berien se ensombreció mientras traducía las palabras a sus hombres y estos hablaban entre ellos, al parecer indignados—. Pésimas noticias, en verdad.

—Y que al parecer os han ocultado. Intentad propagar el rumor, que los soldados lo sepan y que llegue a oídos de sus generales. Los fieles a Sermia no pueden tolerar tal cosa. 

—Por supuesto. Y esperaremos noticias vuestras, preferiblemente por la mañana a primera hora para evitar testigos indeseados. Espero que no se demoren mucho.


De vuelta a Doedia, se reunieron en privado con Ilaith y la reina, para evitar posibles espías. Les narraron todo el episodio con el capitán Berien y su éxito en el contacto. Les hablaron de la disensión entre los generales y de la conveniencia de contactar lo antes posible con Tybasten y Svadren, y de lo más importante:

—Debemos hacer saber a todo el mundo que estáis embarazada, majestad. Necesitan saber que hay un heredero legítimo para que den el paso adelante. Y la mejor forma de hacerlo es recurriendo a los bardos. 

—Los rumores ya están en marcha —dijo Symeon—, pero será necesaria una confirmación oficial.

—No sé si es una buena idea —dijo la reina palpando su vientre—. Esos elfos oscuros son peligrosos.

—Os protegeremos, mi señora, perded cuidado —aseguró Daradoth.

—¿Qué opinas sobre esto, Yuria? —preguntó Ilaith.

—Que es necesario si queréis levantar este asedio antes de que lleguen los invasores desde el sur.

Ilaith asintió, y ella e Irmorë intercambiaron miradas durante unos segundos.

—Sea, pues —dijo por fin la reina—. Adelante; ya habéis mostrado vuestra valía en varias ocasiones, y de hecho deseo nombraros Grandes del Reino, así que confío en vosotros plenamente, igual que Ilaith. Quiera la Luz protegernos.

Se despidieron, prestos a asearse y a vestirse con sus mejores galas para asistir al funeral del rey.

Funeral del rey Menarvil I

 

La ceremonia fue especialmente emotiva, con los bardos cantando canciones de duelo que hicieron acudir lágrimas a los ojos de casi todos los presentes. Yuria, Galad, Symeon y Daradoth se miraron, más convencidos que nunca de su importancia en la partida de ajedrez que se estaba jugando en Aredia. Parecían elevarse sobre la escena; cuatro héroes de la antigüedad, cuatro adalides de la Luz dispuestos a sacudir el mundo hasta los cimientos si era necesario para acabar con la influencia de Sombra. Los ojos verdes de Yuria, los azules de Daradoth, los grises de Galad y los pardos de Symeon rebosaban de convicción y poder. Casi podían ver cómo Luz provocaba pequeñas chispas en sus iris, cómo todo se torcía a su alrededor por la  pura fuerza de su voluntad...

La voz de la reina los sacó de su ensoñación. Por un momento, habían olvidado dónde se encontraban.

—...pero no todo son malas noticias. La Luz, en su infinita gracia, permitió que la semilla de Menarvil arraigara en mi vientre, y llevo en él el fruto de nuestro amor. ¡Sermia tiene un heredero legítimo!

La multitud congregada guardó silencio unos segundos, hasta que la duquesa Sirelen exclamó:

—¡Salve, Irmorë, reina regente! ¡Salve, Sermia! ¡A la victoria!

La audiencia estalló en rugidos y vítores, exultante por la noticia. Ilaith sonrió a Irmorë, pero esta no le devolvió el gesto, majestuosa y solemne ante sus súbditos.






Red de Rol

via Rol Ex Machina

October 17, 2024 at 10:06AM

Reinventariando el blog

Reinventariando el blog

Como habréis apreciado los más fieles de esta casa, desde hace unas semanas estoy intentando recuperar el mejor ritmo de publicación posible, y eso supone buscar contenido en condiciones y no tratar repetirme. Y para evitar eso es para lo que voy a reinventariar nuevamente el material del blog reordenando las aventuras tanto de Star Warsd6, como de los demás juegos de la casa (MERP, El Anillo único, o cualquiera de los juegos de Star Wars de Fantasy Flight Games). Mientras leéis estas líneas os estaréis diciendo “Genial, Bindôlin. Y esto, ¿a cuento de qué?” Esa pregunta es lícita y voy a responder con dos frases lapidarias. La primera es que ni yo mismo tengo claro qué he publicado y qué no, y la segunda es que soy idiota por haber gastado buena parte de mi tiempo en hacer una conversión de Star Wars d6 a La Era de la Rebelión, tal y como os explico en más detalle.

Iniciaba la entrada indicando que estoy intentando recuperar el mejor ritmo de publicación posible, y fruto de ello he publicado una nada desdeñable cantidad de 6 entradas en cosa de mes y medio. Para ello he recuperado algunos clásicos como una entrada sobre Assassins Creed y he tirado de compras compulsivas con una entrada de Star Wars Outlaws (que por cierto da pie a mucha inspiración tanto para nuevas aventuras de Al Filo del Imperio como de mi querido Rick Rodgers) pero también me hace siempre tirar de lo que creo que hago mejor por aquí: crear aventuras y/o reciclarlas a otros sistemas de juego. 

Y heme aquí que estaba tal que ayer convirtiendo Asalto en el espacio, aventura de Star Wars d6, a la Era de la Rebelión. Yo mismo me sorprendí del avanzado trabajo que llevaba para realizar la conversión que tenía, y creía haber comprobado convenientemente que no había llegado a publicar la aventura en la página de material del juego en el blog. Sin embargo, mi gozo en un pozo. Cuando estaba emocionado, y había corregido algunas erratas y tenía un borrador medio decente de entrada para el blog, resulta que veo, para mi consternación, que ese trabajo ya lo había hecho y publicado hace casi un año.
En fin, que se confirma la segunda de mis frases, que soy idiota por haber gastado buena parte de mi tiempo en hacer una conversión (que ya había hecho) de Star Wars d6 a La Era de la Rebelión. Bueno, no voy a ser tan autocrítico. De este error sale esta entrada (toma contenido para el blog), algunas cosas que he corregido y aprovecho para que la aventura quede mejor de que quedó y que, ahora así, podéis descargar de la página de contenido para el juego en el blog, y que ya tengo trabajo para la semana que viene, que es cuando espero poder rematar esa labor de inventario del blog.




Red de Rol

via CAVERNA DE ROL

October 17, 2024 at 05:19AM

Puto Tolkienverse

Puto Tolkienverse

El tipo que ha admitido no haber leído un libro de Tolkien en su vida (cuanto puede llevar el Hobbit, dos tardes?) y que uso la muerte de Bernard Hill para ganar interacciones, nunca ha tenido dignidad. pic.twitter.com/zTSIax9sQt— BeelzebubCabreado (@eochaid74) October 11, 2024


Menudo ejemplo has ido a poner... El peor lameculos y vendido de todo internet. Además se puso a bloquear a gente



Red de Rol

via Oculto tras la luna

October 17, 2024 at 01:43AM