viernes, 27 de enero de 2017

No hace falta atacar simplemente porque podamos

No hace falta atacar simplemente porque podamos

http://ift.tt/2kaf2VC

Domokun Attack! por Bryan Price CC-BY-SA

Domokun Attack! por Bryan Price CC-BY-SA

Hay veces que, de verdad, me parece que no sabemos apreciar en su justa medida las vivencias, las personas, las cosas que nos rodean. Me cuesta pensar que la cosa sea así, pero desgraciadamente veo muy amenudo esto reflejado en el comportamiento de otra gente, otras tantas en mi mismo.

Resulta tan sencillo despreciar y pasar por alto los esfuerzos de otras personas que rara vez le prestamos atención a este mismo hecho. El desprecio algunas veces nos sale tan natural que ni siquiera llegamos a pensar en empatizar con lo que otros puedan sentir. Figuráos que trabajáis en un proyecto, de cualquier tipo, y a ese trabajo le ponéis emoción, ganas, pasión y muchas, muchas horas. Luego liberáis o tenéis listo el fruto que con tanto esfuerzo os ha costado conseguir y lo compartís con el mundo. La decepción a veces es inevitable.

Porque a ver… es cierto que a veces no funciona. No siempre se va a tener éxito, y es incluso más posible que unos primeros pasos, especialmente cuando nos adentramos en terreno desconocido, nos toque morder el polvo. Y esto es frustrante y muchas veces triste. Está claro que el cariño y el empeño a veces no es suficiente, e incluso puede ser que la perseverancia se nos acabe antes de obtener alguna pequeña muestra de arropo por parte de aquella gente a la que va dirigida la obra.

Y la verdad, es que tampoco se puede reprochar esa actitud porque, sinceramente, ¿qué culpa va a tener nadie de que no le guste tu trabajo? Ninguno, desde luego. Más reprochable sería si recibiéramos insultos o críticas destructivas porque sí, pero oye… es que a eso nos exponemos también al fin y al cabo. ¿Es justo? No, desde luego que no lo es. Sin embargo, nadie ha hablado de que tenga que ser una situación justa, para empezar.

También se entiende que no siempre llueve a gusto de todos, y que no sólo porque te esfuerces debe estar todo el mundo dándote palmaditas en la espalda. Si cada persona tuviera que hacer eso, nadie podría continuar con su vida, todos ocupados en hacernos sentir bien los unos a los otros. No obstante, sí que me gustaría dejar en claro que tampoco hace falta despreciar porque sí. Intentar hacer daño a alguien, se consiga o no, simplemente porque se puede hacer, me sigue resultando una práctica ruin. Criticar a los demás y sus obras es un derecho, y además uno muy necesario, no sólo para aquellos que lo hacen, sino para los criticados también. Pero cebarse, insultar gratuitamente y mostrar desprecio… soltar mierda y pseudomencionar para poner a caldo a alguien o a un trabajo, vaya cojones hay que tener.

Ojalá no fuera esta una práctica tan extendida. Nos falta solidaridad y tolerancia. Nos hace falta más críticas constructivas. También se puede ser más salvaje según la situación, pero hostias… es que a veces nos hace falta tomarnos una tila para relajarnos y no exaltarnos con cualquier gilipollez. De verdad, sacar curro adelante para que luego te pongan a caer de un burro sin motivos o incluso de forma innecesariamente ofensiva te quitan todas las ganas de trabajar en absolutamente nada más.

Siendo pesimistas, podríamos decir que al final no merece la pena hacer absolutamente nada. Sin embargo, y afortunadamente, rara es la vez también en la que no recibimos alguna felicitación. Una palmadita en la espalda, un gesto de ánimo y ciertos gestos de cariño que provienen de gente que ni conoces pero te lee… esas son las cosas que te alegran la vida, y que te sacan a veces una sonrisa cuando más lo necesitas.

Quizás esto no sea tanto una crítica descarnada hacia los demás, sino una forma de hacer autocrítica. Nos hace falta mucho para llegar a ese punto. Y quizás esta entrada no vaya dirigida tanto para vosotros, mis lectores, sino a mí mismo.

Saludos y abrazos.





Red de Rol

via Distrito Digital http://ift.tt/1q3O7Kf

January 27, 2017 at 03:11AM